El día de ayer 27-12-2019 en la ciudad de Caracas falleció
el Profesor Alexi Rojas, un insigne
Guaireño nacido en el Cerro Morrocoy de la populosa parroquia Maiquetía, el 19 de septiembre de 1951, hijo
de Carmen Guerra y Teodoro Rojas, un matrimonio de origen margariteño que hizo
parada en Vargas para rencontrarse con el mar.
Se graduó como maestro normalista a los 16 años de edad, un
logro que asegura marcó toda su vida; se dedicó a conocer Venezuela con las
enormes ganas de experimentar nuevos ideales, nuevas formas de expresión y de
vida, acompañado siempre de una filmadora, para de esa manera registrar y
documentar de manera personal las diversas expresiones del folklore nacional.
Luego de llevar a cabo numerosas investigaciones
relacionadas con el San Benito de Palermo (Trujillo), El Tamunangue de El
Tocuyo y Sanare (Lara) La Guajira y Los Chinbamgueles (Zulia), tomó la decisión
de dedicarse a realizar sus investigaciones en su “calórico terruño guaireño”.
También hizo un sinfín de excursiones a las montañas del
estado Vargas, encontrando muestras arqueológicas como fragmentos de cerámica y
hachas de roca.
En compañía de Víctor Toro, le dieron forma a un museo con
piezas de las parroquias Catia la Mar y Carayaca en el año 1979.
En el módulo de Servicios Múltiples de Marapa, con la
colaboración de Fundacomunal, se fundó el Museo Arqueológico Marapa, el 23 de
septiembre de 1985, el cual contaba inicialmente con más de 500 piezas
arqueológicas halladas en territorio varguense, de los cuales cerca de 200 son
petroglifos con más de 5.000 años de antigüedad.
Quiso difundir sus hallazgos, pero las publicaciones sobre
petroglifos no eran lúcidas. Fue entonces cuando buscó, en el año 1986, la
manera de agregarle color para destacar el arte de los ancestros.
El maestro creó una pintura sobre la base de piedras y
tierra por ensayo y error, “cuya gama de colores es bellísima”, a esta técnica la
conocemos como la pintura de arte rupestre. Esta técnica, que mezcla el
pigmento de la roca molida y tamizada, con el cristal de sábila hervida con
semillas de linaza, vinagre y una porción de resina de carpintero, fue
denominada por el antropólogo Omar Eichler como pintura lítica.
La pintura tuvo como resultado un boceto lavable, que
resiste el salitre, el sol y el agua de la intemperie, y eso me ha servido para
estar por todo el país enseñando la técnica, haciendo murales y talleres, y
rescatando nuestra cultura rupestre.
Llevó sus talleres y su técnica a universidades y museos de
Nicaragua, Guatemala, El Salvador, España y Portugal y fue directivo del
Ministerio de la Cultura en Vargas.
Eventualmente dictó talleres que han contribuido no solo a
robustecer nuestro acervo cultural, sino también a impulsar la economía popular
de quienes se dedican a la artesanía.
Es por ello que en el aeropuerto de Maiquetía vemos
pulseras, gargantillas, dijes, ceniceros, centro de mesas y todo tipo de
souvenirs con motivos rupestres venezolanos, elaborados con la técnica de
Rojas.
El maestro manifestó muchas veces sentirte satisfecho por
los reconocimientos que le han dado en su carrera como docente, investigador y
artista, mas aseguró que no es eso lo que lo impulsa a crear y descubrir.
En algún momento también expresó: “Yo vivo para expresarme
y compartir lo que he aprendido. Creo que soy un esclavo del trabajo, de la
enseñanza, y eso es lo que más amo en la vida”.
Hasta último momento trabajó en el Complejo Cultural Cruz Felipe Iriarte, ofreciendo formación e información sobre la pintura lítica y las piezas a base de arcilla.