Cuenta
la historia que nuestro Libertador y Padre de la Patria Simón Bolívar falleció
a la una de la tarde con tres minutos y cincuenta y cinco segundos del viernes
17 de diciembre de 1830. Tras la muerte del Libertador se dio inicio al
protocolo médico para determinar la causa de ésta mediante la realización de
una autopsia, su traslado y posterior embalsamamiento para realizar la
exposición de los restos mortales en capilla ardiente al pueblo local, y tres
días después realizar la inhumación en una tumba cedida por la familia Díaz
Granados en la catedral basílica de Santa Marta. A las cuatro de la tarde del
mismo día, el médico de cabecera Alejandro Próspero Révérendo dio inicio a la
autopsia del Libertador, la cual fue realizada en una de las salas conjuntas de
la Quinta de San Pedro Alejandrino, y no habiendo encontrado indicio alguno que
contradijera su diagnóstico inicial, así describió el galeno la conclusión del
procedimiento en sus memorias: "Según este examen, es fácil reconocer que la enfermedad
de que ha muerto el Libertador era en su principio un catarro pulmonar, que
habiendo sido descuidado pasó al estado crónico, y consecutivamente degeneró en
tisis tuberculosa."
La
inhumación de los despojos mortales se realizó en la Catedral Basílica de Santa
Marta el 20 de diciembre de 1830, pese a la última voluntad del Libertador de
ser enterrado en Venezuela, la situación política de la Gran Colombia hacía
enormemente difícil la realización de los trámites burocráticos y diplomáticos
necesarios para realizar el traslado a territorio venezolano, por lo que tras
el limitado cumplimiento del protocolo militar para el traslado y honores
funerarios de altos mandos debido a los limitados recursos económicos, el
Libertador fue inhumado en la tumba de un panteón familiar cercano a la nave
central de la catedral, cedida por la familia Díaz Granados. En un inicio sus
restos no contaron con una lápida marcada, con el fin de evitar vandalismo y
profanaciones.
Fue
hasta el año de 1842 cuando el cuerpo de nuestro Libertador llegan a puerto
venezolano y fueron inhumados en el panteón de la Familia Bolívar en la
Catedral de Caracas y en 1876 sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional
donde reposan actualmente.
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