Cada uno de nosotros,
individualmente, podemos cambiar, podemos hacer el esfuerzo de mejorar lo que
no nos gusta. Pero no podemos cambiar a los demás. Eso es algo que no podemos
olvidar cuando nos enfrentamos a la gente tóxica. Ante las personas así solo
podemos hacer dos cosas: evitarlas o enfrentarnos a ellos.
Muchas personas
prefieren huir de la gente tóxica, pero cuando no te queda más remedio que lidiar
con alguien así, lo mejor es buscar la manera de hacerlo de manera inteligente.
Al fin y al cabo, las personas tóxicas siempre encuentran el modo de
desparramar su negatividad, contagiando a los demás, creando mal ambiente,
arruinando el momento.
Las personas tóxicas
desafían la lógica de las relaciones personales. De hecho algunos, aunque
inconscientemente en la mayoría de ocasiones, son felices creando un impacto
negativo en los demás. Otros obtienen satisfacción creando el caos llegando a
la fibra sensible de otras personas. De cualquier manera, las personas tóxicas
crean innecesariamente complejidad, conflictos y estrés.
“Las personas tóxicas se
adhieren como bloques de hormigón atados a sus tobillos, y luego invitan a
nadar en sus aguas envenenadas”. John
Mark Green
Ante
la gente tóxica, inteligencia emocional:
Hace ya mucho tiempo
los estudios demostraron que el estrés puede tener un impacto irreversible y
negativo en el cerebro. Aunque solo sea durante unos pocos días, la exposición
al estrés compromete la eficacia de las neuronas en el hipocampo, una
importante área del cerebro responsable del razonamiento y la memoria. Si el
estrés dura varias semanas termina dañando las dendritas neuronales (los
pequeños “brazos” que las células cerebrales utilizan para comunicarse entre
sí). Si se prolonga varios meses, el estrés puede destruir neuronas
permanentemente.
Una investigación
reciente del Departamento de Psicología Biológica y Clínica de la Universidad
Friedrich Schiller de Alemania encontró que la exposición a estímulos que
causan fuertes emociones negativas -el mismo tipo de exposición que se obtiene
al tratar con personas tóxicas- causó que el cerebro de los sujetos tuviera una
respuesta masiva al estrés.
Así, ya sea a través de
la negatividad, la crueldad o el victimismo (entre otras estrategias), las
personas tóxicas provocan en el cerebro de los demás un estado de estrés que
requiere de una gestión emocional inteligente para desaparecer.
La clave para actuar de
manera inteligente ante comportamiento tóxicos es cultivar la capacidad de
manejar tus emociones y de mantener la calma bajo presión. De hecho, una de las
mayores cualidades de las personas que saben gestionar el estrés es su
capacidad de neutralizar a los efectos de las personas tóxicas.
“Desprecia la opinión de la
gente tóxica, sé libre de los críticos y serás libre de cada una de sus
palabras y de sus acciones. No idealices. No esperes nada de nadie”. Bernardo
Stamateas.
Ignora
a la gente tóxica que busca tu atención:
La gente tóxica no
lleva un distintivo que permita identificarla. Sin embargo, todos sabemos bien
quiénes a nuestro alrededor son una fuente de conflictos y malestar. Sabemos el
daño que pueden llegar a causar. También sabemos por dónde nos atacan. Sabes
quién te busca, y sabes también que te encuentra. Y cuando te encuentra, ahí
mismo, en ese mismo lugar sabes que estás perdido.
Si, por el motivo que
sea, no puedes evitar a esa persona tóxica, intenta no caer en su red.
Ignórala. Sabes que va a buscar tu atención, que la va a provocar. No te dejes
enredar. Que no te encuentre. No te dejes provocar por sus interrupciones, sus
comentarios o sus acciones. Sé benévolo. Sé paciente. Préstale la menor
atención posible. Muérdete la lengua si hace falta para no hacer que su veneno
forme parte de ti. Sé asertivo si ha llegado el momento de marcar un límite.
“Comparte solo con personas
que te pueden ayudar con información y apoyo. Cuando encuentres a gente
negativa, cierra la boca”. Israelmore Ayivo.
No
asumas un comportamiento tóxico:
La característica
principal de lo tóxico es que se contagia. Eso mismo ocurre con la gente
tóxica: contagia su actitud. Si respondes con un comportamiento tóxico habrás
perdido la batalla. Aunque esa persona tóxica consiga pulsar tu botón de
“sentirte culpable” no está todo perdido. Mantener la serenidad ante su peor
veneno, la inoculación de la culpa, es posible.
Que sea posible, no
significa que sea fácil ignorar las llamadas de atención de una persona tóxica.
De hecho, una estrategia habitual de la gente tóxica es ridiculizar a su
objetivo en público cuando no consigue un enfrentamiento directo, si es que no
ha optado por este camino primero. Por eso, mantener el control de las
emociones es primordial ante una situación así.
Por otro lado, mantener
una distancia emocional requiere conciencia. No siempre puedes impedir que
alguien pulse tus botones sensibles. Cuando esto suceda tendrás que superar tus
miedos y tus complejos y seguir adelante. En cierto modo, es mejor ignorar lo
sucedido, puesto que de ese modo será más sencillo controlar tus emociones. Sin
embargo, hay otra opción: defender tus límites.
“El descalificador tiene como
objetivo controlar nuestra autoestima, hacernos sentir nada ante los demás,
para que de esta forma él pueda brillar y ser el centro del universo”. Bernardo
Stamateas
Marca
y defiende tus límites:
Debes saber que el
ataque de una persona tóxica no socava tu dignidad. De hecho, tu dignidad puede
ser atacada y ridiculizada, pero nunca puedes perderla a no ser que la
entregues de forma voluntaria. Por lo tanto, no tienes de defenderte de sus
argumentos, sino dejar claros los límites.
No ofende quien quiere,
sino quien puede. Si te pones a la defensiva le estás demostrando que puede
ofenderte. Si marcas los límites le estás dejando claro que no puede atacarte.
Ante una persona tóxica
no valen razonamientos ni explicaciones. Hay que dejar las cosas claras, con
mano izquierda pero tacto firme, dejando clara tu autoridad en aquellas
decisiones sobre las que tienes derecho y, al mismo tiempo, responsabilidad.
Ten en cuenta que para
establecer un límite tendrás que hacerlo de manera consciente y proactiva. Si
dejas que las cosas sucedan naturalmente, te verás obligado a encontrarte
constantemente envuelto en conversaciones difíciles. Si estableces límites podrás
controlar gran parte del caos provocado por una persona tóxica.
Practicar
la compasión práctica:
Como hemos visto, ante
una persona tóxica podemos tomar una actitud de ataque, una posición defensiva
o, simplemente, ignorarla. Pero no siempre es necesario hacer esto. De hecho, a
veces tiene sentido ser simpático con las personas tóxicas. Tal vez estén
pasando por un momento difícil, por una situación emocional que no saben
gestionar con eficacia.
Por desgracia, el
comportamiento tóxico es, con frecuencia, una manera de enfrentarse a una
situación personal difícil. Cierto, no es justo que hagan cargar a los demás
con su dolor. Tampoco hay alivio personal haciendo que los demás se sientan
mal. Sin embargo, en el fondo, no siempre hay maldad, rencor o ira hacia tu
persona en el comportamiento tóxico de los demás.
Eso no significa que
tengas que dejarlo pasar o que tengas que aceptarlo. Al fin y al cabo, cada uno
tenemos nuestros propios problemas, nuestros propios demonios. Ante una
situación así, enfrenta la situación con compasión, perdonando. Sin seguirle el
juego y marcando límites, por supuesto, pero sin tomar demasiado en cuenta la
actitud del otro, pues no es más que el reflejo de su agitada y dolorosa vida
interior.
Eva
María Rodríguez.
Psicologa.-